Conor McGregor, campeón de los pesos pluma, es la razón por la que tanta gente sigue ahora la UFC. Creció en Dublín, donde descubrió las artes marciales mixtas. Es conocido por no cortarse al hablar con sus rivales, muestra de su exagerada confianza. Tan arrogante es, que muchos de sus compañeros piensan que es todo un papel para vender. Que aunque lo fuera, la jugada le está saliendo perfecta.
Llegó a la UFC tras visitar Dana White Irlanda, donde solo oyó hablar de Conor y nada más. Al ver la atención mediática de “The Notorious”, le llamó para organizar una pelea, y ahí empezó todo. Gracias a él la UFC es lo que es ahora. Cuando llegó Conor, la UFC no era muy conocida, simplemente porque el deporte MMA no estaba muy expandido. Ahora va creciendo el deporte, y con ello la compañía. A pesar de la evolución lógica que la UFC preveía, nadie se esperaba este cambio tan brutal en tan pocos años.
Conor es un obseso de su trabajo, y por mucho que hable y se pavonee en sus caros trajes hechos a medida, nadie trabaja más que él. Se pone metas y las tacha como si fuera la lista de la compra. Cada vez que habla sobre cómo va a ir la pelea, todo el mundo cree que son chorradas hasta que lo hace. Y así, poco a poco, McGregor va añadiendo creyentes a su causa.
A parte de su peculiar estilo de pelear, lo más asomobroso es que ha entendido perfectamente lo que tiene que hacer para ganar dinero: promocionar sus peleas. Y nadie lo hace mejor que él
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